sábado, 30 de septiembre de 2023

Un elefante en la Cámara o una ballena en la piscina

La lucha por la autonomía de Catalunya y Euskadi.



Parece que en su lecho de muerte, el déspota Franco le dijo a su heredero, Juan Carlos I, algo así como que procurase sobre todo que no se “rompiera” España.

Convengamos en que la verdadera cultura se alimenta de la inevitable diversidad de pueblos y regiones, negar esa diversidad es establecer el pensamiento cultural único, degradar la cultura en pro de beneficios espurios o irracionales. Cuando desaparecen las culturas regionales y nacionales, la cultura se momifica.

Cada vez que alguien habla de “supremacía cultural”, de la “lengua común” y de otras formas de constreñir la diversidad de cada pueblo está limitando su espíritu creativo. Una sola ley, una sola verdad, una sola lengua, predican. Pero como dijo el poeta mexicano Octavio Paz, “No se puede cantar en esperanto”

Durante el franquismo el uso del euskera, del catalán y del gallego euvo severamente castigado, penado con multas inasumibles que hacían a los ciudadanos caer el la ruina o en prisión.

Tras haber ganado las elecciones regionales la “coalición” PP-VOX en Baleares y Valencia, la derecha política ha empezado a tratar de imponer la “lengua única”, la lengua del Estado dicen los votantes de PP-VOX, ignorando que esas tres comunidades bilingües son parte del Estado.

La primera batalla de esa persecución lingüística se ha dado en la Cámara Baja a partir de una votación favorable para permitir el uso de las lenguas cooficiales, catalán, euskera y gallego en esa Cámara -ya estaban autorizadas en el Senado.

Nada más comenzar a hablar un parlamentario nacionalista en su lengua madre, la bancada de VOX hizo mutis por el foro mientras los diputados del PP renunciaban a ponerse el “pinganillo”. Todo ello suponía un profundo desprecio, no ya a esos parlamentarios, sino a los ciudadanos de las comunidades a los que representan.

Durante ese polémico debate se produjo una curiosa situación cuando el diputado vasco y portavoz del PP, Óscar Sémper, subió al estrado y soltó una perorata en euskera. Ni que decir tiene que su grupo la recibió con estupefacción.

Un elefante en la Cámara o una ballena en la piscina

Todos en el PP sabían en la noche del 23J que, contra todos sus pronósticos, habían perdido las elecciones, es decir, la posibilidad de gobernar durante cuatro años.

Los saltitos en la tribuna de Génova aquella noche eran en realidad un pataleo, no había más que ver la actitud de la dama de rojo.

Feijóo supo desde el principio que no contaba con los escaños necesarios para sacar adelante la investidura -los representantes de todas las fuerzas nacionalistas no solo les negaron explícitamente su apoyo, sino que incluso declinaron cualquier tipo de negociación. Solo le quedaba recurrir al tamayazo, a la compra de voluntades de algunos diputados socialistas

Pese a esa certeza, el candidato del PP acudió a la Zarzuela y pidió a Felipe VI que le diera el placet para la investidura. A saber cómo se desarrolló ese encuentro. Dicen que el Rey se basó en la costumbre. Dicho de paso, también es costumbre que los borbones mueran en el exilio.

El candidato Feijóo salió al estrado no ya a defender su candidatura, sino más bien a escenificar una moción de censura al Gobierno en funciones y defender así su piel, su puesto de presidente del PP; y para ser justos no le salió tan mal.

¿Qué pasó para que salvo dos votos marginales: los de CC y UPN, se produjera ese rechazo?


Pues bien, el portavoz del PNV, Aitor Esteban, lo expresó con una figura retórica"hay una ballena en la piscina". La ballena de VOX. Un enorme cetáceo que aunque apenas haya salido a relucir en los debates, llena la piscina y evita cualquier posibilidad de diálogo con las fuerzas democráticas. Es una variedad del elefante invisible en la habitación.


En fin, como expusimos en una entrada anterior de este blog “Ni contigo ni sin ti”, le va a resultar muy difícil al PP gobernar mientras siga necesitando los votos de VOX, y sin ellos tampoco le resultaría fácil.

Cierto es que desde las elecciones generales de 2019 VOX ha perdido 19 escaños, que fuera de dudas han vuelto al PP, adonde van a ir que más valgan, pero desaparecida “Ciudadanos”, su marca blanca, ya no tiene donde rascar votos, los votos serán de ida y vuelta entre PP y VOX.

JGM


 

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