Rajoy descarta adelantar las elecciones tras la victoria de Sánchez
Sostiene que "todo sigue igual" en aras de mantener la estabilidad y que aún no ha felicitado a Sánchez "para no molestar"
Miembros del PP admiten su "preocupación" ante las dificultades en la gobernabilidad que puede poner Sánchez
ARIOS4
Parece que el único acierto de Felipe González desde su “paracaídas
de oro”, desde su dulce jubilación, ha sido el apelativo que le dedicó a Pedro
Sánchez: Pedro el Cruel.
¿Fue una premonición la del exconsejero de Gas Natural, del que
se llevó más de medio kilo por tener que aburrirse? El caso es que Pedro Sánchez
ha vuelto como el Conde de Montecristo. Ha regresado asestando estocadas a diestra y siniestra.
Ahora, Rajoy, con la que
le está cayendo en Madrid, no piensa ni por asomo en adelantar las elecciones. Quizá
porque tema que si las pierde es muy probable que pierda también la protección
que presumiblemente les está brindando un sector importante del Poder Judicial
y acabe con sus amigotes en un lugar menos saludable que la Moncloa.
Pablo Iglesias está esperando que le cojan el
teléfono. Ahora, tras no saber qué hacer con su ridícula moción de censura,
cuyo fin último le ha explotado en las manos, pretende endosársela a Pedro
Sánchez. Volver a lo que le negó (nos negó a todos) tras las primeras últimas elecciones;
todo ello por el sorpasso de su mentor, de su padre espiritual, del comunista
Anguita. Porque todos esos estudios de los que presume no le han enseñado que
dentro del concepto de Poder político, el poder por antonomasia es el del
Ejecutivo, de ahí ese nombre, e Iglesias se lo regaló a Rajoy escuchando los
cantos de sirena de su mentor comunista.
Ahora tendrá que aprender,
en una cura de humildad, que la cal, viva o muerta, tiene usos pacíficos y
puede servir para limpiar ciertas manchas. Pero quia, su ego caudillista parece
más dispuesto a arrastrarle donde sus aliados comunistas, caiga quien caiga.
Me alegraría saber que
piensa Íñigo Errejón de todo esto, pero me temo que el jefe no le va dejar
abrir la boca.
Sí, la política es cruel;
ahora lo van a saber los diecisiete dimisionarios. La primera víctima no ha
durado ni unas horas; el obsequioso Hernando no ha esperado la orden.
¿Y en Andalucía? Bueno,
suponemos que la Estadística cobrará más importancia y decidirá el liderazgo.
En cuanto a las otras
fuerzas políticas, unos dirán que son cosas de Madrid; sobre todo los vascos,
que disfrutan de un seguro vasallaje: Madrid les paga para que colaboren y
estén tranquilos.
Más peliagudo esta el tema
catalán: un cupo a la vasca significaría que Madrid lo pagaría todo. Eso sería el
acabosede la patria unida.
En realidad, el gran
problema que hereda Pedro Sánchez es este último. Depende de su talento
político cómo salir de él.
Los últimos tiempos no
parecen propicios para la aparición de grandes políticos, más bien lo
contrario: véase a Rajoy que no solo se inhibe sino que los crea él mismo, como
hizo con el Estatut.
Sí, se echan en falta aquellos
políticos capaces de resolver graves conflictos: De Gaulle con Argelia;
Churchill con la Alemania nazi o, para no ir tan lejos, Adolfo Suárez con el
PCE.
Si Sánchez es capaz de
salir airoso de este endemoniado asunto, mostrará talento de hombre de Estado; aunque
posiblemente le convierta en un “héroe de la retirada” como a Suárez.
Pedro, te deseamos de
todo corazón lo más clásico: Virtud, fortuna y ocasión.
JGM