Vil jugador de fútbol! Grita el Duque de Kent
derribando a un criado en El rey Lear (acto I, escena 4).
En 1880, en Londres, Rudyard Kipling se burló del
fútbol y de “las almas pequeñas que pueden ser saciadas por los embarrados
idiotas que lo juegan”.
Y para no ir
tan lejos, recordemos al gran hetedoroxo Rafael Sánchez Ferlosio en alguna de
sus diatribas contra el deporte competitivo, al que considera que ha sido
siempre “un vicio malo de toda sociedad viril”.
Pero no es
el fútbol cosa baladí. Según la consultora Deloitte, la industria del
fútbol mueve, nivel mundial, 28.400
millones de euros. En esta valoración tienen mucho que ver la liga
inglesa y los principales equipos europeos de fútbol. Pero el negocio mundial
de este deporte va mucho más allá, la misma consultora lo calcula en
500.000millones en un escenario mucho más global, y hay quien aventura cifras
que llegarían a los 700.000 millones, cantidad equivalente al primer negocio
mundial, la droga; quedarían por debajo, la prostitución, la Banca, las armas y
el alcohol.
Las cifras para la industria del fútbol dan para nuestro país un 1,37% del
PIB, solo unas décimas por debajo del presupuesto de Defensa.
Los partidos se juegan en coliseos que son maravillas
de arquitectura e ingeniería. El estadio del Ayax en Amsterdam tiene un tech
o
retráctil que permite cerrarlo en 20 minutos, lo que le facilita para otros
eventos.
En realidad el taquillaje no figura
tanto como la principal fuente de ingresos , sino que lo son también los ingresos generados a
través de otros apartados, como el merchandising o fundamentalmente los
consumibles; esto es, comida y bebida. Según datos del Bayern de Munich, se
estima que en cada partido se comen 20.000 salchichas y se beben 15.000
refrescos y 40.000 cervezas. Estas últimas de la conocida marca Paulaner al
precio de 4,2 euros por medio litro. Estos
ingresos extras permitieron a ese equipo adelantar en 16 años el pago total
del estadio.
Pero no hace falta ir tan lejos. El patrimonio del Real Madrid es de 546
millones de euros. No es extraño que el llamado “palco del Bernabéu” sea un
centro de poder político económico.
¿Y a qué
viene todo esto? Pues a que lo que sucede en el fútbol no se queda en el fútbol
como algunos sostienen.
Recordemos como anécdota la guerra que se declararon en Julio de 1961 El
Salvador y Honduras a raíz de un partido para la clasificación del Campeonato
mundial de fútbol de México.
Pero lo que nos ocupa ahora
aquí es lo sucedido el pasado 21 de Mayo en Valencia, en el estadio de
Mestalla, en el partido entre el
Valencia F.C y el Real Madrid. Previo al encuentro ya había recibido al equipo
de Madrid un comité de insultantes racistas. En momento del juego el jugador
del Real Madrid Vinicius se dirigió a la grada para acusar a tres jóvenes
hinchas del Valencia de estar insultándole, llamándole “mono”. Esos tres
descerebrados eran simplemente los corifeos de un estadio donde el coro repetía
los insultos de “mono” y “tonto”.
Al parecer no se trata de
algo insólito, pero en este caso se armó lo que podríamos llamar la “mundial”.
El feo incidente no se quedó en ese partido
–“lo que pasa en el campo se queda en el campo”, como suelen decir los
futbolistas-. No, el asunto ha trascendido todas las fronteras, hasta llegar a
las Naciones Unidas, donde el alto comisionado condenó los insultos a Vinicius
y relacionó esos ataques con el asesinato hace tres años de George Floyd en
EEUU.
También ha sido en Naciones Unidas donde el
presidente brasileño Lula de Silva se ha pronunciado contra este suceso,
denunciando cómo la violencia racista trasciende fronteras.
En Sao Paulo miles de manifestantes protestaron
contra el ataque racista a su ídolo y en Río de Janeiro el Cristo Redentor
estuvo una hora apagado por esos insultos.
De igual forma, el portavoz del Departamento de Estado de Estados
Unidos, Matthew Miller, condenó días después los "horribles”
insultos racistas que recibió el jugador
del Real Madrid.
Desgraciadamente
no se trata de un hecho puntual, aunque es notoria la trayectoria que ha
alcanzado.
Recordemos que al jugador del Barça Dani Alves le arrojaron un plátano en algún estadio; su reacción fue pelarlo y comerlo parsimoniosamente.
Pero tirando de hemeroteca hemos de recordar un suceso que ocurrió en la
primavera de 2005, hecho muy significativo por el importante papel de los protagonistas.
El asunto sucedió cuando en un entrenamiento, el responsable de la
selección nacional, dígale que
juegue por su cuenta. Dígale al negro: ¡Soy mejor que usted! ¡Me cago en
su puta madre negro de mierda! ¡Soy mejor que usted! refiriéndose
al jugador belga Henry Thierry.
Los ingleses
mostraron su estupor y el diario alemán Süddeutsche Zeitung publicó una columna
titulada “Gipfeltreffen der Idioten”,
algo así como “La cumbre de los idiotas”, en la que criticaba la banalización
del insulto, que aparentemente los mandatarios de la Federación habían resuelto
con una presunta multa de 3.000 euros al técnico.
El redactor
utilizó un duro lenguaje para referirse a ese veredicto
leve, y añadió que era “una buena señal para los fanáticos descerebrados que
gritan insultos frente a las gradas, pero una mala señal para los que son
jóvenes y debieran luchar contra eso”.
Trataba duramente a los que considera como los tres idiotas de la cumbre :
A Luis Aragonés, que “ya se identificó como un idiota por su insulto.,
Al “comité pertinente de la asociación de fútbol como
un cuerpo de idiotas”
Y por último integró en la cumbre de los idiotas al
escritor Javier Marías , que había escrito un artículo en el que minimizaba
los exabruptos del entrenador diciendo que términos como “negro” o
“mierda” no tenían en España
connotaciones racistas; que era como si alguien se refiriera al guardameta del
la selecciones alemana, Oliver Kahn como “ un rubio de mierda”.
En suma,
parece que la “Marca España” vuelve a no
salir bien parada
JGM
¡
¡