lunes, 12 de junio de 2023

La cumbre de los idiotas


 

 Vil jugador de fútbol! Grita el Duque de Kent derribando a un criado en El rey Lear (acto I, escena 4).

 En 1880, en Londres, Rudyard Kipling se burló del fútbol y de “las almas pequeñas que pueden ser saciadas por los embarrados idiotas que lo juegan”.

Y para no ir tan lejos, recordemos al gran hetedoroxo Rafael Sánchez Ferlosio en alguna de sus diatribas contra el deporte competitivo, al que considera que ha sido siempre “un vicio malo de toda sociedad viril”.
 

Pero no es el fútbol cosa baladí. Según la consultora Deloitte, la industria del fútbol  mueve, nivel mundial, 28.400 millones de euros. En esta valoración tienen mucho que ver la liga inglesa y los principales equipos europeos de fútbol. Pero el negocio mundial de este deporte va mucho más allá, la misma consultora lo calcula en 500.000millones en un escenario mucho más global, y hay quien aventura cifras que llegarían a los 700.000 millones, cantidad equivalente al primer negocio mundial, la droga; quedarían por debajo, la prostitución, la Banca, las armas y el alcohol.
Las cifras para la industria del fútbol dan para nuestro país un 1,37% del PIB, solo unas décimas por debajo del presupuesto de Defensa.

Los partidos se juegan en coliseos que son maravillas de arquitectura e ingeniería. El estadio del Ayax en Amsterdam tiene un tech


o retráctil que permite cerrarlo en 20 minutos, lo que le facilita para otros eventos.
 En realidad el taquillaje no figura tanto como la principal fuente de ingresos , sino que lo son también los ingresos generados a través de otros apartados, como el merchandising o fundamentalmente los consumibles; esto es, comida y bebida. Según datos del Bayern de Munich, se estima que en cada partido se comen 20.000 salchichas y se beben 15.000 refrescos y 40.000 cervezas. Estas últimas de la conocida marca Paulaner al precio de 4,2 euros por medio litro. Estos  ingresos extras permitieron a ese equipo adelantar en 16 años el pago total del estadio.
Pero no hace falta ir tan lejos. El patrimonio del Real Madrid es de 546 millones de euros. No es extraño que el llamado “palco del Bernabéu” sea un centro de poder político económico.

¿Y a qué viene todo esto? Pues a que lo que sucede en el fútbol no se queda en el fútbol como algunos sostienen.
Recordemos como anécdota la guerra que se declararon en Julio de 1961 El Salvador y Honduras a raíz de un partido para la clasificación del Campeonato mundial de fútbol de  México.

Pero lo que nos ocupa ahora aquí es lo sucedido el pasado 21 de Mayo en Valencia, en el estadio de Mestalla, en el partido  entre el Valencia F.C y el Real Madrid. Previo al encuentro ya había recibido al equipo de Madrid un comité de insultantes racistas. En momento del juego el jugador del Real Madrid Vinicius se dirigió a la grada para acusar a tres jóvenes hinchas del Valencia de estar insultándole, llamándole “mono”. Esos tres descerebrados eran simplemente los corifeos de un estadio donde el coro repetía los insultos de “mono” y “tonto”.

Al parecer no se trata de algo insólito, pero en este caso se armó lo que podríamos llamar la “mundial”.


 El feo incidente no se quedó en ese partido –“lo que pasa en el campo se queda en el campo”, como suelen decir los futbolistas-. No, el asunto ha trascendido todas las fronteras, hasta llegar a las Naciones Unidas, donde el alto comisionado condenó los insultos a Vinicius y relacionó esos ataques con el asesinato hace tres años de George Floyd en EEUU.
También ha sido en Naciones Unidas donde el presidente brasileño Lula de Silva se ha pronunciado contra este suceso, denunciando cómo la violencia racista trasciende fronteras.
En Sao Paulo miles de manifestantes protestaron contra el ataque racista a su ídolo y en Río de Janeiro el Cristo Redentor estuvo una hora apagado por esos insultos.
De igual forma, el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Matthew Miller, condenó días después los "horribles”
 insultos racistas que recibió el jugador del Real Madrid.

Desgraciadamente no se trata de un hecho puntual, aunque es notoria la trayectoria que ha alcanzado.
Recordemos que al jugador del Barça Dani Alves le arrojaron un plátano
en algún estadio; su reacción fue pelarlo y comerlo parsimoniosamente.

Pero tirando de hemeroteca hemos de recordar un suceso que ocurrió en la primavera de 2005, hecho muy significativo por el importante papel de los protagonistas.

 El asunto sucedió cuando en un entrenamiento, el responsable de la selección nacional, gale que juegue por su cuenta. Dígale al negro: ¡Soy mejor que usted! ¡Me cago en su puta madre negro de mierda! ¡Soy mejor que usted! refiriéndose al jugador belga Henry  Thierry.


Los ingleses mostraron su estupor y el diario alemán Süddeutsche Zeitung publicó una columna titulada  “Gipfeltreffen der Idioten”, algo así como “La cumbre de los idiotas”, en la que criticaba la banalización del insulto, que aparentemente los mandatarios de la Federación habían resuelto con una presunta multa de 3.000 euros al técnico.  

El redactor utilizó un duro lenguaje para referirse a ese veredicto leve, y añadió que era “una buena señal para los fanáticos descerebrados que gritan insultos frente a las gradas, pero una mala señal para los que son jóvenes y debieran luchar contra eso”.

Trataba duramente a los que considera como los tres idiotas de la cumbre :

A Luis Aragonés, que “ya se identificó como un idiota por su insulto.,


Al “comité pertinente de la asociación de fútbol como un cuerpo de idiotas”


Y por último integró en la cumbre de los idiotas al escritor Javier Marías , que había escrito un artículo en el que minimizaba los exabruptos del entrenador diciendo que términos como “negro” o “mierda”  no tenían en España connotaciones racistas; que era como si alguien se refiriera al guardameta del la selecciones alemana, Oliver Kahn como “ un rubio de mierda”.  

 En suma, parece que la “Marca España”  vuelve a no salir bien parada

 

JGM

 

 

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