El Supremo da la razón a la Iglesia en el pleito que
interpuso contra ella una asociación civil
El País Madrid
2 FEB 2016 - 14:58 CET
Uno de los
23 tapices que tiene la asociación, cuyo cartón dibujó Rubens.
El
Arzobispado de Madrid se quedará definitivamente con la propiedad de los 23
tapices flamencos de los siglos XVI y XVII por
los que litigaba desde 2012 con la Asociación Civil Santa Rita de Casia y la Real Fábrica de Tapices. El
Tribunal Supremo ha confirmado la sentencia de la Audiencia Provincial de
Madrid de septiembre de 2013 y ha otorgado a la Iglesia la titularidad de las
obras de arte, incluidas en el Inventario General de Bienes Culturales de la
Comunidad de Madrid y custodiados en la Real Fábrica de Tapices.
Pensamos en principio que,
tras el fallo del Supremo, los tapices de Santa Clara irían a adornar el lujoso ático de Rouco Varela;
pero parece que no, que irán a adornar la catedral de La Almudena junto a los
monigotes de aquel pintamonas, miembro de una secta ultramontana.
El objetivo de la parte perdedora,
la asociación civil Santa Rita de Casia era alquilarlos para destinar los
beneficios a ayudar a mujeres maltratadas, pero ya sabemos cómo ha (mal)
tratado esa iglesia a las mujeres desde los primeros párrafos del Génesis (Gen
3:6). Cualquiera de esos obispos sería capaz de decir que el problema es que la
secularización ha vuelto a las mujeres desobedientes a sus dueños.
Ahora tendremos que pagar por ver esos tapices, como hay que pagar por
ver la vieja catedral aledaña. Pagaremos, sin factura, a una banda que no paga
ni IVA, ni IBI, ni nada, pero que cobra por ver todo aquel Patrimonio Nacional
del que ha apoderado gracias a la bondadosa concesión de aquel héroe de las islas Azores y de la isla
de Perejil.
“Bienaventurados los
pobres de espíritu porque de ellos será el Reino de los Cielos” (Mateo 5:1-3)
“Es más fácil que un
camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de
Dios69 diócesis tienen “(Marcos 10:25)
¡Vale, vale hermanos! debe de pensar esta
banda de parásitos: para vosotros el reino de los cielos y dejadnos a nosotros
los bienes terrenales y el posterior averno.
El ínclito Rouco defendía la apropiación de
los tapices argumentando "el
riesgo de pérdida de los bienes eclesiásticos, el daño grave ocasionado a la
disciplina eclesiástica y al bien común". ¡Bien común! lo llama este
cínico clérigo ¿Qué más bien común que su pertenencia al Patrimonio Nacional?
El único afán de esta interesada
institución es aumentar su poder con el menor esfuerzo posible. Viven del
trabajo ajeno, sin dar un palo al agua. Llaman sacrificio a un rito breve que
practican periódicamente, ¡sabrá esa gente el sacrificio que supone trabajar
más de ocho horas diarias por menos de
800 euros! Y eso cuando se consigue un trabajo.
(Se imaginan un pleito como
el de los tapices en los Estados Unidos de América, cuando a los miembros del
jurados se les preguntara por su religión y se les rechazara por católicos; es
decir, por parte de parte. Aquí no hay problema, probablemente nuestros
venerables jueces del Supremo probablemente habrán jurado en su día todos los
principios nacionalcatólicos habidos y por haber).
Los exorcistas tienen los días contados
El sacerdote demonólogo
José Antonio Fortea asegura que se viven los últimos tiempos del exorcismo, una
práctica criticada tanto fuera como dentro de la Iglesia. (El País 16 Enero
2016)
Según un estudio publicado en 2011, el 26% de las 69 diócesis españolas tienen
un exorcista; en Madrid hay ocho,
según el Arzobispado de la capital, uno por cada vicaría.
Decía El
País (22/12/215) que en marzo pasado, los medios contaban una noticia considerada
como un golpe duro para los exorcistas. El cura Jesús Hernández Sahagún de
Valladolid fue llamado a declarar como imputado por haber exorcisado a una
joven en al menos 10 ocasiones, cuando era menor de edad y estaba bajo
tratamiento psiquiátrico. Hernández fue quien practicó los rituales y los
familiares de la joven fueron quienes pusieron la denuncia, en la que
aseguraban que la menor había sido maltratada física y psíquicamente en las
sesiones. Este es el primero caso en el que se judicializa esta práctica
realizada por un sacerdote católico en España. Por ahora, la denuncia ha sido
archivada.
Vaya, parece que los
curas no tienen suficiente con catequizar y eventualmente sodomizar a los niños
sino que también tienen cierta afición a mesmerizarlos
El cura Fortea parece no tener dudas, está
convencido de que el diablo existe. Confiesa no haberlo visto nunca, ni haberlo
escuchado, pero está convencido de que está “ahí”, merodeando, ,tratando de
encontrar el momento para meterse en el cuerpo de una persona (curiosamente
este cura no habla de poseer el alma, sino el cuerpo). Lo cree, simplemente, porque
lo dice la Biblia. “Si no lo hubiera dicho la Biblia no lo habría creído”,
confiesa este santo varón.
Pues bien, no hace falta incidir en que a estos
demonólogos los pagamos usted y yo, querido lector; y dado que son “especialistas”
tendrán un sueldo mayor. No se trata de ser economicista, pero estamos seguros
que se podría aprovechar a alguno de los emigrantes gambianos que acredite
haber sido hechicero en su tribu, o a algún chamán centroamericano, que al fin
y al cabo se podría dirigir al demonio
en el idioma de la apestada, como lo hizo el exorcista de Burgos a la joven menor
de edad: “¿Quién eres? ¿Satanás, Belcebú, el diablo en persona? (sic), preguntó
(parece ser que la respuesta del maligno fue positiva y la joven fue exorcisada).
¡Viva Trento! ¡Viva el Medievo!
JGM
(El lienzo de la cabecera "The maids"pertenece a Paula Rego)