A los jueces no les
gusta el rap. A mí tampoco, pero cuando suena en mi radio, cambio el dial, y
santas pascuas.
Algunos
medios intentan justificar la prisión del rapero Pablo Hasèl por acumular otras
culpas, que están todavía sin sentencia firme. Pero lo cierto es que Hasél ha
entrado en la presó de Lleida por sus
tweets y por las letras de sus canciones, doblemente condenadas en dos
sentencias, lo que impide su libertad provisional. Hechos que en las
democracias más “plenas” no hubieran constituido delito.
Dicen
esas sentencias que lo han sido por enaltecimiento del terrorismo y por
injurias y calumnias a la corona.
Veamos,
los terrorismos de ETA, Grapo y Terra Lliure, como acertaron a decir dos de los
jueces del TS, están muertos y enterrados; y en cuanto a las injurias a la
Corona, digamos que la corona es simplemente un concepto, no una persona que se
pueda sentirse insultada; otra cosa es que la máxima y larga representación de
esa corona haya sido un fulano que ha evadido 80 millones de euros del erario
español para regalárselos a su querida, y luego se haya dado las de Villadiego con
el amparo y beneplácito del aparato del Estado.
Sin duda sus tweets y
sus raps muestran que Hasél, como diría mi abuela, tiene “carácter”, o sea, mal carácter y mala
lengua, pero esa tampoco le falta a la Presidenta de la CAM, y no por eso la
meten en la cárcel.
Otro
sí, cuando el presidente Sánchez se empeña en decir que vivimos en una
democracia plena; sea, quizá, por su simple formación economista o por su
cargo, muestra un profundo desconocimiento sobre las teorías de la democracia.
Según
Norberto Bobbio: “la democracia perfecta no puede existir, o de hecho no ha
existido nunca”, es decir ni en la antigua polis griega de Atenea ni en este
Estado, cuasi fallido por su dificultad de integración como tal después de seis
siglos.
También,
uno de los políticos más prominentes del siglo pasado, Sir Winston Churchill, ironizaba
al decir que « la democracia es el peor
sistema de gobierno, a excepción de todos los demás que se han inventado«;
es decir, algo siempre mejorable.
O sea, Presidente, puede que quizá esa
rotundidad le sirva en sus mítines electorales, pero aquí no cuela. ¿Por qué?
Mire Ud. a esa Justicia heredada del más rancio franquismo, donde no se llegó a
depurar a los feroces jueces del siniestro TOP que legitimaban las torturas de la
Brigada político social. Piense en que una hija de uno de esos de esos jueces
franquistas llegó a ser ministra con Aznar. Todo se hereda en este país
cortijero.
No es una democracia “plena” esta, donde
el Poder Judicial, perpetuado en sus cargos por el filibusterismo del PP, nombra
a los jueces más reaccionarios. Donde el “juez supremo”, hablo de Lesmes, se
conchababa con el Jefe del Estado, Felipe VI, para poner en solfa al Gobierno
de Sánchez, con aquella llamada telefónica, ¡vaya!, ¿no fue quizá aquello golpismo
de baja intensidad?
Y qué decir de los ilustres miembros del
TS, donde el presidente de la ahora más importante sala del TS iba a controlar para
el PP "la sala segunda por detrás [la Sala de los Penal, única competente
para enjuiciar a diputados, senadores y demás aforados] y presidiendo la sala
61 [especializada en ilegalizar partidos políticos]". Una burda maniobra
para ilegalizar a los partidos independentistas catalanes, en la que una vez
descubierto el pastel por la imprudencia benefactora de Ignacio Cosidó, no tuvo
más remedio Marchena que renunciar al cargo, lanzando al aire una carta más
bien hipócrita. ¡Confiemos que por el bien de la democracia fuera esa una decisión firme!
Y qué decir de algunos otros miembros
del TS, esos que son el hazmerreir de los jueces de la UE; por ejemplo el juez
Llarena, al que su torpeza nos llevó a pagar indebidamente una cuantiosa minuta
a sus abogados frente a los tribunales belgas.
No olvidemos a la Ilma. jueza Lamela, la
inmisericorde perseguida del inocente Rosell (dos años de prisión incondicional)
y castigo de independentistas, ascendida a miembro del TS por esos”méritos”.
Vayamos ahora a los hechos más
candentes: Ya van seis días de manifestaciones callejeras con motivo de la
entrada en prisión del rapero: Barcelona, Valencia, Valladolid, Bilbao, Madrid…
Ha habido violencia y algunos saqueos de
establecimientos. Algo absolutamente lamentable y condenable, pero prácticamente
inevitable cuando elementos oportunistas aprovechan la ocasión, ya sean jóvenes
que no tienen cabida en la sociedad más organizada o elementos provocadores,
que tampoco parecen faltar. Tampoco es nada irreparable excepto el ojo perdido
para una joven barcelonesa.
Todo esto sucede también en Rangún, en
Lima, en París con sus “chalecos amarillos” y, últimamente, en el Capitolio de Washington.
Sin embargo, no creo que nos podamos quedar en esa generalización, son ya seis días
que han sido continuación de los sucesos de Linares. No creo que sea solo un study case para los expertos en
Movimientos Sociales, sino más bien para los políticos electos y sus spin doctors. No solo para el Gobierno
actual, sino también para las dos derechas más civilizadas, hablo del PP y de
Ciudadanos, a las que aconsejaría estar en guardia, porque más que absorberse mutuamente,
puede que esa banda de hunos, que empieza a invadir la democracia, acabe absorbiéndoles
a los dos para mal de todos.
JGM