martes, 12 de septiembre de 2023

Felipe González y las leyes de Arthur C. Clark

Según reza la primera Ley de Arthur C. Clark

    Cuando un científico distinguido pero de edad avanzada afirma que algo es posible, es casi seguro que tiene razón. Cuando afirma que algo es imposible, es muy probable que esté equivocado.

Sustituimos al científico por un político y podemos aplicar el adagio al valetudinario ex presidente Felipe González Márquez, que trece años pasó dirigiendo los destinos de este país, ¡se dice pronto!

En una reciente entrevista en Onda Cero con Carlos Alsina se adelantaba a lo que iba a ser la noticia de día después: situar en primer lugar una ley de amnistía y en segundo la legitimidad del independentismo.

Sánchez debe saber que la Constitución no es un chicle. En ella no caben ni la amnistía ni la autodeterminación

Así cargaba Felipe González contra la posibilidad de una amnistía para los presos del procés. Incluso, vaticinaba que en caso de producirse, volverían a reincidir.

Coincide de esa forma con lo más rancio del viejo socialismo junto a la carcundia tradicional del PP.

Toda esa tropa reservista coincide en que esos sucesos no van a suceder, que todos harán lo posible para que no lleguen a buen término.

La negación profética del futuro suceso nos recuerda al “ingenuo” Rajoy, cuando dijo que el referéndum catalán de autodeterminación no se iba a producir, y de la noche a la mañana del 1-O surgieron las urnas como hongos en toda Catalunya.



Yendo un poco más lejos podemos recordar la profecía pesimista de Vladimir Illich (Lenin) cuando en 1905 decía a sus camaradas que las gran revolución era inevitable, pero que tardaría muchos años y ellos no lo verían.

Pedro Sánchez parece decido, como ha demostrado a lo largo de su carrera política, a apoyarse en el segundo párrafo del mencionado aforismo clarkiano:

La única forma de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de ellos hacia lo imposible.”

Toda esa acometida preventiva de cañones oxidados puede acabar como la famosa carga de la Caballería Ligera en Valaklava, en 1854.


Como de común acuerdo, todos ellos recurren a la Constitución como si fuera un código inmutable grabado en piedra con un cincel, pero d
ada sobre todo su economía retórica, sus artículos, como los de cualquier ley, son ampliamente interpretables.

En cualquier caso, y como reza un dicho irlandés “Hay muchas formas de desplumar un pollo”.

JGM









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