martes, 27 de agosto de 2024

Por qué dejé de ver los telediarios

El telediario de las tres de la tarde de TVE se caracteriza por su insulsa repetición y su notorio catastrofismo.
Estaba harto de oír cada día como:
Me mostraban una foto de archivo para contarme las vicisitudes legales de un señorito que descuartizó a su amigo en un país lejano.
Me detallaban las atrocidades del asesino Netanyahu volviendo a confinar a mujeres y niños gazatíes en una escuela para exterminarlos con un solo misil.
Me ofrecían las nuevas extravagancias jurídicas de un juez lunático golpista que se ha impuesto hacer la revolución nacional-fascista él solito.
Repetían cómo el inane Feijóo delega en sus esbirros, no ya la crítica al Gobierno, sino los insultos e injurias ¡a la persona del presidente y a su esposa. Todo ello sin ofrecer alternativas políticas, ¡que no tiene!
Decirnos cada día el calor que se pasa en verano.
Mostrar erre que erre la misma playa abarrotada (generalmente Benidorm ) y los sufridos bañistas que tienen que madrugar más que cuando trabajan en invierno para pillar plaza en la playa.
Darnos a conocer las fiestas locales de cada pueblo: la tomatada de no sé donde, las duchas callejeras de vino o últimamente la cagada de la burra; una muestra de la sensibilidad de esos pueblos. Cuando no, las cornadas de un pobre herbívoro contra un mozo beodo.
Y así, rebuscando en las agencias, cualquier calamidad que haya sucedido en cualquier remoto lugar del globo.
Agur, TD1 y TD2.
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