jueves, 28 de marzo de 2024

¡El Infierno es Eterno!

En los años del nacionalcatolicismo franquista circulaba este chascarrillo:

El día del Juicio final, San Pedro parecía muy preocupado.                                                                    ¡Verás tú cuando vengan los españoles!                                                                                                        ¿Y...?                                                                                                                                                              Y se enteren de que follar no era pecado.



                                                                                                                 

En los antiguos mitos griegos, el reino de Hades era la sombría ​ morada de los muertos, a la que iban todos los seres no divinos. La filosofía griega posterior introdujo la idea de que esos seres eran juzgados tras su muerte y se los
El cristianismo fue adaptando esta creencia como hizo con tantos otros mitos griegos, y el Hades aparece en múltiples escrituras griegas cristianas

Fue en el siglo XV cuando empezó a extenderse en la cristiandad el concepto del infierno, quizá a partir de la obra más importante del italiano Dante Alighieri, "La Divina Comedia". En esta trilogía, el infierno es visto como un lugar donde las almas perversas son castigadas eternamente en el fuego.

Hay que volver al siglo XVIII para recordar a San Alfonso María de Ligorio, doctor de la Iglesia, que decía que se consideraría culpable de un pecado mortal si no hubiese predicado sobre el infierno por lo menos una vez al año.

A finales del siglo XVI el catecismo del padre Jerónimo Ripalda incluía "Los cuatro Novísimos y postrimerías del hombre". La primera, es la Muerte. La segunda, el Juicio. La tercera, el Infierno. La cuarta, la Gloria".
Al purgatorio iban los que morían en la gracia y la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque estaban seguros de su salvación eterna, mientras, sufrían una purificación después de su muerte a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en el gozo de Dios.

El limbo era el lugar donde iban los nacidos que morían sin bautismo, si bien San Agustín, más radical, los enviaba directamente al infierno. En realidad era un rito de reclutamiento de los recién nacidos a través de un sacramento irreversible.

A lo largo de su historia, la iglesia cristiana ha sabido aprovechar los conceptos de cielo, purgatorio, infierno y limbo tanto para sus intereses de control social como para su economía, bien que con resultados a veces adversos.
En octubre de 1517, el fraile agustino Martín Lutero publicó su las bulas (indulgencias) papales que servirían para construir la basílica de San Pedro en Roma.

El resultado de la pugna fue la Reforma protestante, que dividió a la cristiandad en dos partes, y que no solo acabó con el mito del purgatario sino que modificó y eliminó algunos sacramentos, creando un cisma que dura hasta nuestros días.

Obviamente el cambio social ha ido obligando a la iglesia Católica a modificar su concepto sobre sus dogmas y preceptos.
Así, en abril de 2007, el papa Benedicto XVI autorizó
La esperanza de salvación para los niños que mueren sin ser bautizados"

En marzo de 2018, en una entrevista al diario italiano La Reppublica, el papa Francisco afirmó que “No existe un infierno, existe la desaparición de las almas pecadoras”.

No parecen muy satisfechos los sotanas españoles con el críptico aserto de Francisco, y parece que muchos de ellos elevan preces para un pronto tránsito de este sumo pontífice.

En mayo de 2018 aparecía este titular en una entrevista al cardenal Cañizares en el medio de información religiosa Infovaticana:

Cañizares considera que no poner la X es «un pecado contra la Iglesia»

Lo que venía a decir que el que no acoquine al clero en la casilla del IRPF le espera el fuego eterno. Un fuego eterno que el ilustre mitrado extiende con más saña a los abortistas.


Cardenal Cañizares: «Las palabras de Macron sobre el aborto son un camino abierto hacia el infierno»

 


Estos sotanas no solo parecen más papistas que el papa, sino que cada día parecen más bobos...y más peseteros. Basta con fijarse en la guisa que aparece este fulano por la calle.

JGM



 

 

 






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