En
1986, el periodista Javier Pradera, a la sazón jefe de Opinión de El País, con
motivo del referéndum propuesto por Felipe González y su partido sobre la
permanencia de España en la OTAN, encabezó con su firma un artículo colectivo
pidiendo el voto a favor de la permanencia en esa organización.
Muchos lectores protestaron porque creyeron
ver que aquello empañaba la independencia del diario, y tras un enfrentamiento
con el director del diario, Juan Luis Cebrián, no solo dimitió Pradera de su
cargo sino que abandonó el diario. Volvió a escribir en él como columnista un
año después.
Treinta años más tarde, el pasado 29 de
septiembre, ese mismo diario publicó un editorial que causó el enfado de muchos
de sus lectores, no ya por la toma de posición en su apoyo a un gobierno de
Rajoy, sino por el tono canallesco y las descalificaciones al Secretario
General electo del PSOE. Un artículo que no podría haber superado el periodista
Jiménez Losantos en alguno de sus días
más furibundos.
Consideraba el autor –o autores- de ese
texto panfletario como “imprescindible” la dimisión de Pedro Sánchez, un SG
elegido por miles de votantes socialistas; pero lo más lamentable radicaba en los insultos groseros que lanzaron sobre él,
tachándole de cobarde, sectario, “populista”, “insensato sin escrúpulos”,
seguidor de una “hoja de ruta insensata” y que había “mentido sin escrúpulo
(sic)”.
El mismo editorial propugnaba la
creación de una gestora; hecho que se produjo días después.
Ya
haya sido Cebrián, Rubalcaba, el director Antonio Caño o cualquier otro esbirro
de ese medio el autor de ese editorial panfletario e insultante, la
responsabilidad recae sobre todos ellos, pero preferentemente sobre el
director, Caño. Ese tipo que se presentó ante el Comité de Redacción de El
País, que le había pedido explicaciones sobre ese desafuero, y al que despachó
en apenas un minuto, espetándoles que no aceptaba ningún debate sobre la línea
editorial y que él era el único responsable de ella.
¿Acaso se ha preguntado cualquiera de
esos fulanos, quién les ha elegido a ellos para promover y descalificar
gobiernos de España
El titular de infoLibre de hoy (20-Oct) que encabeza el post recoge parte del contenido
de las cartas que Caño ha enviado a los lectores que han dado de baja sus
subscripciones como protesta por el editorial. En su carta admite que movido por
“la pasión”, “el tono empleado” al defender la línea editorial de El País
“ha podido a veces no ser el más adecuado”.
Y
uno se pregunta cómo puede el transcurso de los años degenerar de esa forma el
sentir democrático de la gente. Treinta años separan a J. L. Cebrián de ambos comunicados:
¡De
adalid de la democracia a golpista!.
Debería
considerar este fulano, al menos como miembro de la Real Academia de la lengua
que el diccionario de esa institución califica determinados adjetivos como; desp., o malson. , es decir como despectivo y malsonante. Y, by the way, ¿que pinta un tipo que no ha
escrito nunca dos palabras consonantes en ese templo del saber lingüístico?
En
cuanto a Antonio Caño, pues bueno, ya sabemos mucho más por lo salido de su boca. En
octubre de 2015, en una conferencia en el Foro de la Nueva Comunicación, junto
a Juan Luis Cebrián, afirmó que no le gustaba hablar de política ¡Vaya, como a
Franco!
Y
en marzo de este año, Caño reunió a la plantilla del periódico para hacer una
declaración de intenciones sobre el futuro del mismo: abandonar el papel.
Probablemente el motivo de su nombramiento dos años antes, sea el de haber nombrado
un liquidador de esa institución periodística.
Son
esos treinta años los que separan la hidalguía, la bonhomía de Javier Pradera
de la de esos mastuerzos. ¿Va a dimitir este fulano? ¡Claro que no, aquí no
dimite ni dios!
Y
¿qué me dicen de Rubalcaba , recién llegado al consejo editorial de El País, ¿va a dimitir de ese cargo? Ni
soñarlo, su apego a la patria, a la Iglesia y al desgobierno del tonto del haba
en funciones se lo impide. Debería hacerlo aunque solo fuera por empatía, él
también fue, por desgracia para todos, Secretario General del PSOE.
Ayer (19 Oct) numerosos estudiantes han boicoteado la presencia de Felipe González y Juan Luis Cebrían en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid. ¿Qué pretendía ese par de conversos al neocapitalismo feroz?
Todos han criticado el radicalismo de los estudiantes, pero acaso ho ha sido más violento el contenido del panfleto que el perióco de Cebrián publicó?
Distinto tratamiento el ofrecido un día después a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena:
¡El
PSOE prevalecerá sobre el grupo PRISA!
¡No
es NO!
JGM
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