martes, 25 de octubre de 2016

Al Constitucional le gustan los toros

 

El Constitucional devuelve a Cataluña las corridas de toros

El tribunal estima que la ley autonómica invade la competencia del Estado en materia cultural. El fallo suma 8 votos a favor y tres en contra. Habrá voto particular.

Es inaudita la capacidad del PP para corromperlo todo, no ya con vistas a apoderarse del dinero público, sino también para corromper las instituciones con el fin último de apalancar su poder y aumentar su impunidad. Han corrompido los municipios, las Comunidades Autónomas, la Monarquía a través de los presidentes de estas últimas y, por que no, la Presidencia del Gobierno  con aquellos mensajes de ánimo que Rajoy envió a su tesorero Bárcenas a la prisión de Soto del Real.
Es paradigmática la astucia con la que Rajoy ha conseguido formar un Tribunal Constitucional acorde a sus intereses, con la consiguiente deslegitimación de ese importante órgano político-jurídico . 
Las tácticas dilatorias de este sinuoso personaje impidieron cubrir las vacantes que se produjeron durante las dos legislaturas de Rodríguez Zapatero. Rajoy esperó hasta lograr la mayoría absoluta para recomponerlo a su favor, consiguiendo una mayoría conservadora tras diez años de mayoría "progresista".
En una de sus trapacerías, consiguió meter con calzador a uno de afines pese a que no cumplía los requisitos para entrar en ese tribunal, bien que se sirvió del voto de uno de los "progresistas", el del presidente Sala, quien asimismo, en 2011, no acepto la renuncia de tres miembros del Tribunal, lo que hubiera significado la renovación automática del mismo -él sabrá por qué lo hizo-. 
Poco después de su nombramiento, el incualificado magistrado Enrique López, era pillado in fraganti por la policía al cometer un delito contra la seguridad vial, viéndose obligado a dimitir.
Más llamativo resultó el nombramiento de su actual presidente, Francisco Pérez de los Cobos, un sujeto que ocultó su militancia en el PP. Algunos de sus condiscípulos relatan que cuando este fulano tenía 16 años desgarró públicamente el ejemplar de la Constitución que la maestra había repartido entre los estudiantes; también cuentan que en sus redacciones incluía párrafos de discursos de Blas Piñar.

Seis largos años han tardado esos prohombres en dilucidar "si toros sí o toros no, en Catalunya"; en cualquier caso ya me explicarán qué tiene que ver ese sangriento espectáculo con la Constitución, ¿en que capítulo figura la tauromaquia?; todo lo contrario, alguien tendría que haber invocado el preámbulo de ese texto, uno de cuyos párrafos comienza hablando de "promover el progreso de la cultura..." ¿Qué progreso encuentran los ilustres tribunos en esa salvajada ancestral; y habría que recurrir a un muy amplio concepto de cultura para encontrar justificación a esa siniestra ordalía. Cultura deriva del latín cultus y hace referencia al cultivo del espíritu humano y de las facultades intelectuales del hombre, y ha sido asociada siempre a la civilización y al progreso. Igual de ridícula resulta la petición a ese tribunal, creo recordar que una de las impulsoras fue la esxpresidenta de la Comunidad de Madrid, madrina política de todos esos sujetos ahora en los banquillos o tras barrotes, digo que igual de ridícula fue esa petición como su aceptación por esos preclaros tribunos.
                                            *   *   *


 El pasado domingo, la socialdemocracia española tuvo un serio percance. Aparte de las luchas por el poder, inevitables en casi todos los partidos, se adivinaba en la pugna una concepción distinta del Estado. El conflicto giraba alrededor del principal problema del país: Catalunya, lo cual no quiere decir que Catalunya sea un problema, que no lo es: el problema radica, más bien, en el cerrilismo intolerante del nacionalismo español. Un conflicto exacerbado por la decisión de ese Tribunal Constitucional, en 2011, de anular un Estatut aprobado democráticamente tanto por el Parlament catalán como por el Parlamento español. 

De las tres naciones que forman el estado español: Euskadi, Catalunya y el resto de España; Euskadi ha decidido elegir la vía larga en su proceso de autodeterminación; de hecho, junto a Navarra, es un país confederal con Hacienda propia: lo que recauda se lo gasta como quiere. 
Otro caso es el de Catalunya.
Catalunya y Andalucía son las dos comunidades autónomas más pobladas, Andalucía  supera a la otra en población por cerca de un millón de habitantes.
El "café para todos" de 1978 intentó igualar a las 17 comunidades, tratando de evitar, así, conflictos con los militares franquistas que aún no habían digerido el tránsito final de su venerada momia,  pero eso no hizo sino alargar un problema secular.

 Las comunidades andaluzas y catalanas difieren tanto en lo socioeconómico como en sus respectivas historias.
La ocupación musulmana de Barcelona -epítome de Catalunya- duró poco más de 80 años, hasta que los francos de Carlomagno empujaron a los bereberes hacia el sur. 
La de Andalucía duró casi ochos siglos, a pesar de  que los cristianos hubieran conquistado Sevilla, Córdoba y Jaén dos siglos y medio antes de 1492.
Quizá hayan sido esas coyunturas históricas las que hayan forjados las diferencias culturales entre ambas comunidades. Dos culturas tan respetables como distinguibles:
La tauromaquia, el flamenquismo y el menosprecio mudejarista del trabajo frente a un europeísmo industrioso.

Y vaya, por último,  un ejemplo de praxis política, quizá un tanto casuístico: 
La alcaldesa de Barcelona Ada Colau ha decidido fiscalizar las obras de la Sagrada Familia, tanto en los desbordes urbanísticos como en los impuestos sobre lo que recaudan; mientras, en Córdoba, la presidenta andaluza de la oronda sonrisa minimiza la  apropiación de la mezquita por los curas por 30 euros, poco más al cambio de lo que cobró Judas Iscariote.

Intentaba cerrar este post  con unos versos del segundo libro de poemas de Machado sobre Castilla, pero prefiero hacerlo con un párrafo de Ortega y Gasset de su España Invertebrada:


"Unos cuantos hombres, movidos por codicias económicas, por soberbias personales, por envidias más o menos privadas, van ejecutando deliberadamente esta faena de despedazamiento nacional, que sin ellos y su caprichosa labor no existiría. Los que tienen de estos movimientos secesionistas pareja idea, piensan con lógica consecuencia que la única manera de combatirlos es ahogarlos por directa estrangulación: persiguiendo sus ideas, sus organizaciones y sus hombres. La forma concreta de hacer esto es, por ejemplo, la siguiente: En Barcelona y Bilbao luchan nacionalistas y unitarios; pues bien: el Poder central deberá prestar la incontrastable fuerza de que como Poder total goza, a una de las partes contendientes; naturalmente, la unitaria. Esto es, al menos, lo que piden los centralistas vascos y catalanes, y no es raro oir de sus labios frases como éstas: Los separatistas no deben ser tratados como españoles. Todo se arreglará con que el Poder central nos envíe un gobernador que se ponga a nuestras órdenes."


España Invertebrada, 1921. Cap 3 (Por qué hay separatismo).

JGM 

No hay comentarios:

Publicar un comentario