jueves, 3 de marzo de 2016

La izquierda fraticida

El señor Pablo Iglesias Jr. tiene un problema en la Cámara: la otra cámara; la de la tele, a la que mira más  que a los diputados sedentes.
Resultado de imagen de pablo iglesias congresoSe ha estrenado Iglesias en el Parlamento, pero quizá pensaba que estaba en La Tuerka, en su propia tele. Probablemente lo que le ocurre al “asaltante de los cielos” es que aún no se ha recuperado del batacazo electoral. Los ciudadanos no lo han elevado a las alturas y ha perdido la oportunidad de saludar al pueblo enfervorecido desde el balcón caudillista del Palacio Real. Su rabia es semejante a la de su referente, su mentor espiritual, aquel “ califa de Córdoba”, cuando tras una campaña tremendista a base de recurrir a la “cal viva”, en coalición con aquel otro mentecato del bigote, solo logró un par de escaños más, a costa de derrocar el Gobierno socialista y aupar, así, al futuro héroe de las Azores.
La frustración de este líder garibaldino es la del que ha podido constatar que no puede competir con un partido con más de cien años de existencia, ni siquiera en un momento tan tristemente histórico como el de esta crisis sinfín. Se apoderó de un movimiento ciudadano espontáneo; fagocitó a Izquierda Unida, pero le ha resultado más difícil hacerlo con el electorado.
Prudente ha sido el candidato al Gobierno al no responder a los  inoportunos e hirientes comentarios de este advenedizo, pudiendo haberle recordado de dónde vienen él y los suyos, de un partido que conserva aún el nombre: “comunista”. El nombre ominoso de los que desollaron vivo a Andreu Nin, los del Gulag y los de las checas y el tiro en la nuca.
Lo que menos necesita este país son las vueltas al odio eterno de una izquierda sobre la otra, pero parece algo inevitable en los que han mamado la política en esas fuentes y siguen teniendo al resentido de Córdoba como su “referente espiritual”.
Imagino que si Pedro Sánchez apelara a sus bases para que aprobaran un pacto con estos jacobinos no alcanzaría ahora el mismo consenso que tuvo su petición para el pacto con Ciudadanos.  
El exabrupto extemporáneo de Iglesias muestra su inmadurez política; ha dinamitado, probablemente, un puente importante para un posible pacto de izquierdas.

El candidato socialista recurrió varias veces a la aritmética para recordar a Podemos la imposibilidad de formar gobiernos de izquierda sin renunciar a múltiples líneas rojas. Olvidó quizá mencionar otra aritmética más elemental, la que trazando una línea imaginaria entre derecha e izquierda y dividiendo el resultado de las elecciones, solo mostraría una diferencia porcentual de unas pocas décimas en votos ciudadanos. Por causas que solo podría explicar una psiquiatría política, el partido más votado ha sido el de la corrupción y el despotismo, y a pesar de la terrible recesión no hubo ningún landslide a  favor de la izquierda.

En fin, roto ese importante puente, son altas las probabilidades de repetir elecciones en Junio. Quizá algunos electores hayan añadido ya a su lista negra otros nombres junto al del graciosillo “zampasobres”.

¡Qué los dioses repartan suerte  en Junio!
JGM      

2 comentarios:

  1. Hola Julio desde Barcelona (Catalunya),

    España tiene un problema mayor al de una coalición de partidos. Es Pablo, Pedro o el Neofalangito de C's. Echar al Sobresueldos con aquellos que se adoran más a ellos mismos que preferir un gobierno de cambio para un bien común, es la peor de las suertes que sufre este país. No hay ahora ni lo habrá en Junio, un candidato que pueda representar un cambio real.

    Mientras ... Catalunya se va, por el bien de su gente, su cultura, por el bien de España.

    Salut,
    Bernat

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    1. Hola Bernat,
      El nacionalismo español habla del “problema catalán”, lo cual es una inadmisible petición de principio: los catalanes no son el problema; ya Ortega y Gasset lo vio claro, es ese nacionalismo español –Ortega lo llamaba Castilla- el que ni ha sabido nunca reconocer a su vecino del noroeste ni reconocerse a sí mismo; ante cualquier “fronda” solo ha sabido recurrir al Ejército y a las ejecuciones sumarias.
      Estoy de acuerdo con tu último párrafo, el de “mientras…”, aunque quizá no con la última parte de la oración atributiva: no creo que la República de Catalunya sirva para el bien de España. Ya quedó demostrado cuando “Castilla” perdió de una tacada Cuba, Puerto Rico, las Filipinas, etc. ¿Qué vino después? En lo cultural, las jeremiadas de una generación de intelectuales que había transformado la historia en mitos; en lo político, la reacción de un Ejército que solo ha ganado batallas contra el pueblo inerme que le sustenta: Semana Trágica, Dictadura de Primo, Golpe militar,…
      P. El mes pasado estuve en Barcelona a ver a L. E. Aute en el Palau. Aproveché para ver el Palau Güell en el Raval. ¡Magníficos los tres!”
      Salut
      Julio

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