infoLibre 10 Enero 2016
El acuerdo independentista
redobla la presión sobre el PSOE para que facilite un Gobierno de Rajoy
- El PP empezó este mismo sábado a presionar al PSOE para que apoye un Gobierno fuerte que haga frente "al desafío independentista"
- Los socialistas responden que no cederán y se remiten a la resolución aprobada por su Comité Federal que impide apoyar al PP
Rajoy se
siente acosado: acosado por su pasado, preocupado por su futuro, despreciado por la ciudadanía y
ninguneado por sus propios “fieles”.
Nadie lo
quiere porque es presuntamente carne de banquillo, ya sea como testigo, ya como
imputado. Luis “el Cabrón” no parece dispuesto a cerrar el pico; el chorizo
balear ya ha donado, gustoso, a la Justicia uno de sus palacios para hacer
méritos precarcelarios, y el resto de facinerosos intentarán salvar el pellejo como
sea en los procesos que se les avecinan. Unos, esperando el mejor resultado de
sus imputaciones, otros confiando en que no les exijan devolver lo indebidamente
adquirido.
Este
político postizo confía en mantenerse en el Poder como único medio para no
enfrentarse a tener que explicar lo inexplicable de su mandato. Quizá piensa que si Berlusconi aguantó y toreó
a la Justicia italiana durante años, él podría hacer lo mismo desde la poltrona suprema. No repara en la
diferencia: a Berlusconi le ayudó la propiedad de los medios de comunicación,
mientras que él, en cuanto pierda el Poder, se quedará con el trasero al aire.
Sería un acto suicida por parte del PSOE
apoyar a ese mentecato como Presidente: el peor valorado de la democracia, al
que no aprueban ni en su propio partido; al tipo que con sus mensajes
imprudentes (¡Luis, sé fuerte!) se convirtió ante la ciudadanía en un presunto
cómplice del otro gran presunto ladrón. Ese acaparasobres
que, ya sin mayoría absoluta, tendrá que dar cuenta del origen de sus ingresos,
ahora sellados como un secreto de Estado. ¡Y qué difícil le resultaría al
Partido de los 800.000 militantes, proponer entre sus líderes a alguno que no esté
en la ominosa lista, ya autentificada por la Justicia! Tampoco resultaría muy
tentador para el antiguo cachorro de su partido apoyar a un candidato marcado
por unos sobres de origen tan dudoso.
Su argumento, el único al que podría acudir para pedir socorro es la “Unidad
de la Patria”, la sabida “patria “, que ya denostara el doctor Johnson, y
chantajear, así, a los nacionalistas
españoles para salvarle el pellejo. Confiemos en que la vieja guardia del
partido de los más cien años no caiga en la trampa del patriotismo centralista.
No puede
decirse que Rajoy haya sido el artífice del secesionismo catalán, pero sí que
en sus últimos años, tanto en la oposición como en el Poder, lo ha avivado
hasta llegar al punto crítico en que vivimos. Primero recurriendo el Estatut -legítimamente
aprobado- ante sus amigotes del Constitucional y los comparsas del otro partido
centralista; luego, postulando en las mesas
petitorias de la milla de oro del barrio de Salamanca de Madrid la firma
de las señoras envisonadas. ¡Una “algarabía” llamó este mequetrefe político a
un movimiento ciudadano de un millón y medio de personas en Barcelona! Pobre
infeliz, político de casino provinciano elevado al poder por otro mentecato,
pero de colmillo más retorcido.
Todavía
queda tiempo para ver si los impacientes ambiciosos de la izquierda emergente
asumen su ya definitivo chasco en Cataluña–cualquier referéndum dependerá ya
del Gobierno de la Generalitat-, y forman un gobierno a la portuguesa, aunque
solo sea para levantar las alfombras y poner un poco de orden en el desaguisado
que esa banda ha perpetrado en la aún inacabada legislatura. En política se
puede pactar todo lo que no conste en el Código Penal… e incluso este es interpretable.
JGM
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