domingo, 14 de marzo de 2021

"Mata al rey y vete a Murcia"



Las estadísticas de EE. UU. muestran que solo el cinco por ciento de las start-up’s  sobreviven transcurridos cinco años.

Vida efímera también la de algunas asociaciones políticas de reciente creación.

Si consideramos a los partidos políticos que han  surgido en los últimos años intentando colarse en los nichos que dejaban a nivel nacional el PSOE y el PP, solo sobreviven, por el momento, Podemos y VOX.

Algunos han durado más que esas empresas de entreprenuers, otros han sido mucho más efímeros; recordemos la asociación electoral del juez “estrella” Garzón y el doctor Llamazares; o el experimento fallido de de Arthur Mas con el PDECat.

El golpín anti PSOE de la resentida Rosa Díez consiguió sobrevivir durante trece  años. Logró un escaño en su presentación: el de la propia fundadora. Pero a partir de 2011, año en el que consiguió cinco escaños en las elecciones generales, el descenso fue tal que en 2015 no consiguió representación en las Cortes. Y a partir de ahí caída libre hasta la suspensión de pagos y el cierre judicial.

El éxito de VOX era previsible, un grupo de presión dentro del PP, alentado por el psicópata del micrófono y por los considerados como herederos legítimos del franquismo, que no se conformaban con la derechita cobarde del apandador de sobres M. Rajoy

 Por lo que respecta a Podemos,  surgió de un grupo de profesores de Ciencia Políticaa tiempo parcial, que aprovechó simplemente la coyuntura de la gran crisis financiera de los ochenta, la que llevó a los movimientos sociales del 15-M para, contando con la facilidad de los medios de comunicación de las NN.TT, y el desparpajo de Pablo Iglesias, exponer públicamente  su ideario -marxista- populista- laclausiano-gramsciano                                                                                                                             Su asociación con el PCE, un partido que ha soportado todos los avatares a largo de todo un siglo, le da pautas de cultura partidista para resistir lo que venga.

 

Y por fin, vamos a Ciudadanos

Nos encontramos en un momento político en este país propio para la Histoire évènementielle, es decir, para el periodismo político.

Aparentemente el coup de Inés Arrimadas en Murcia, con la cooperación del PSOE, amenaza con acelerar el ya previsible fin de la aventura iniciada hace 15 años por un grupo de profesores y profesionales en el exclusivo ámbito de Ctalunya, con la intención de contrarrestar el nacionalismo catalán.

En las elecciones autonómicas de Catalunya de 2006, Albert Rivera presentó su imagen desnuda en una campaña contra la imposición del nacionalismo catalán, algo que uno de los fundadores, Gorriarán, definiría después como marketing y telecracia.

En realidad, Rivera y los suyos declaraban su ideología “liberal”, como si eso significara algo hoy día.

Lo más pausible es que aparentemente se trató (hablemos ya en pasado) de un grupo desideologizado de aventureros de la política, cuyo presidente hubiera podido presidir un partido político, una pirámide de Ponzi o un cártel colombiano; llegando a lo que el mencionado Gorriarán ha definido últimamente como “opacidad  y tolerancia de la corrupción, continuismo y falta de ideas transformadoras”

No es de extrañar, pues, que una banda de aventureros de la política se convierta de un día para otro en otra banda de mercenarios al servicio del que mejor pague; que parece ser donde estamos  en estos momentos de la farsa.

JGM

 

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