¡Ha muerto Dios!
Los argentinos lloran lágrimas a raudales.
Le conceden honores de hombre de Estado y velan el catafalco en la Casa Rosada.
Nunca había habido un duelo así, ni cuando Gardel, Perón o Evita.
¡Pues, qué bien! Allá ellos
Porque, vamos a ver: J. D. Maradona fue un futbolista nacido en una arrabal bonaerense, que manejaba muy bien el “cuero” con su pierna izquierda: no tan bien con la cabeza, porque era un poco petiso; y que en una final memorable metió un gol con la mano, y dijo que fue la “mano de Dios”; y después, uno más, con el píe.
Una final a la que aparentemente llegó la selección argentina tras una serie de bribonadas y sobornos del entones general torturador y asesino Jorge Rafael Videla.
La trayectoria posterior del futbolista dejó, desde un punto de vista moral, un poco que desear. Murió prematuramente con los vasos sanguíneos tapizados de “farlopa”.
Pero ¿Qué pasa en este Estado fallido? En el de aquí. Otro que tal baila.
Pues que los cretinos que manejan los noticieros de TV1, dedican en una y otra sus “prime time”, noche tras día, a la leyenda de este “héroe” del siglo XX, en unos cargantes y vomitivos reportajes.
Bien está que esto nos
salva un poco de ver cómo la televisión pública le da cámara a ese par de
esperpentos del pasado: a ese pícaro sevillano, el hermano de Juan Guerra; que
los dos parecen salidos de la novela de Mateo Alemán “Guzmán de Alfarache” .
O al otro sevillano, que demuestra en su ocaso que hubiera podido ser un individuo perfectamente intercambiable en aquel maremágnum de la Transición.
Otra perdedora en este boom futbolístico ha sido la señora Arrimadas, que apenas ha robado cámara con “no” a los presupuestos de los que quieren romper España.
En realidad, la heredera del “cinturón sanitario” de aquel vividor no sabía qué hacer con sus votos residuales ante los presupuestos:
¿Dárselos a Sánchez con unas condiciones que el otro apenas iba a aceptar, dado su amarre?
¿Abstenerse? que como dijo no sé quién, era como besar a tu hermana.
¿Votar que no? que era lo
que pedía el cuerpo.
Volviendo al fútbol.
No sé qué va a pasar cuando se muera el mítico futbolista Pelé,
Quizá lo entronicen en el Cristo Corcovado, y hagan de Bolsonaro su profeta.
JGM
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