Creo que fue Elisa Beni
en eldiario.es quien adjetivó la
sentencia del Procés como culminación de la “gran cagada”, si no fue así que me
disculpe.
Perotodos sabemos que fue sobresueldos
Rajoy quien hizo la gran deposición.
Acorralado
por el descubrimiento de la corrupción de su partido, al que la Justicia acabó
renombrando como una asociación de malhechores, utilizó a Catalunya como un
ariete contra el gobierno de Rodríguez Zapatero.
Comenzó convocando un
“referéndum” contra el Estatut, al que acudieron en masa las damas de ropero de
la milla dorada de Madrid, para acabar denunciando el Estatut ante un
Constitucional, del que valiéndose de las artimañas propias de su grupo,
consiguió mayoría conservadora –recordemos a Trillo, el gran enredador de la justicia
durante el aznarismo.
La
estúpida e irresponsable conducta de Rajoy frente a las demandas del Parlament
consiguieron lo impensable diez
años atrás: que los partidarios de la independencia de Catalunya fueran
mayoría, si no en votos sí en escaños; pero Rajoy siguió a lo suyo, a cobrar y
repartir suculentos sobres a los allegados de su partido.
Así
pues, el “efecto Rajoy” hizo
que el independentismo catalán se multiplicara por tres entre marzo de 2006 y
noviembre de 2012, y que acabara habiendo, por primera vez desde la Transición,
un Parlament de mayoría independentista en 2017.
No
merece la pena insistir en los detalles de lo ya harto sabido, pero el asunto
es que nadie dejó la deposición de Rajoy
quieta, sin tener en cuenta el dicho castellano de que la mierda cuanto más se remueve, peor huele.
Pese
a su exigua mayoría, el Parlament decidió proclamar una efímera República –solo
duró un minuto, ya que fue inmediatamente suspendida- cuyo fin aparente era que
el Gobierno de Madrid se aviniera a negociar.
Entró
entonces una feroz Fiscalía, que olía a franquismo puro y duro, que siguió
removiendo el maloliente asunto, consiguiendo que el 11 de octubre de 2017, el Tribunal Superior de Justicia de
Cataluña (TSJC) notificara a VOX, un partido extraparlamentario, cuyo único
programa es el shit stirring para
captar votos del franquismo nostálgico, que admitiera a trámite su querella contra Puigdemont y su Gobierno
y contra la mesa del Parlamento autonómico interpuesta el pasado 6 de
septiembre y acordara la investigación de los aparentes delitos cometidos por
los querellados./https%3A%2F%2Fwww.eldiario.es%2Ffotos%2FProces_EDIIMA20181218_0246_32.jpg)
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La historia de cómo se han involucrado las
altas instituciones de la nación en un asunto simplemente político, lo resume
perfectamente el profesor Javier Pérez Royo, en su artículo en diario.es de 22 Octubre, 2019, al que con gran acierto tituló "La subcontratación de la política territorial"
Decía el profesor en el citado artículo que la
respuesta al problema de Catalunya “fue subcontratada inicialmente al Tribunal
Constitucional y posteriormente, sin que haya desaparecido tal subcontratación,
se ha incorporado al Tribunal Supremo a la subcontrata. Y en esas andamos.” .
Quizás
olvida el profesor Pérez Royo que hubo otra muy importante institución que se
involucró en la deposición: la Corona, con la odiosa arenga del 3-O, desautorizando
a los millones de ciudadanos catalanes que habían expresado su voto, cuando muchos esperaban un discurso sereno que apaciguara las tensiones. Díficil con esa actitud pretender ser el Rey de "todos los españoles", ¿o no?
JGM