En
Marzo de 2004, contra el pronóstico del Gobierno –algunas encuestas predecían un empate
técnico- , J. L. Rodríguez Zapatero venció a Mariano Rajoy en las elecciones
generales.
Ni Aznar, ni Rajoy ni
sus correligionarios pudieron digerir la derrota en las urnas. Amparados por un
periodista esbirro de El Mundo pergeñaron todo tipo de teorías conspirativas
para deslegitimar la victoria socialista. Una campaña corrosiva tan vil, que hasta
el ABC, un diario monárquico conservador, la criticó. Irritados por esa
reacción, pedían a los subscritores de ABC que se dieran de baja de ese diario.
Desde
esa victoria electoral, Zapatero (ZP) gobernaba con el viento a favor
promoviendo algunas leyes progresistas, así que Rajoy se veía cuestionado por el ala más
conservadora de su partido, encabezada por la presidenta de la Comunidad de
Madrid, Esperanza Aguirre, hoy quizá callada por su papel de “madrina” de sus
dos máximos delfines, ahora en prisión por ladrones. Aguirre intentaba derrocar
a Rajoy para ponerse ella, pero no se dio cuenta de lo correoso del personaje.
Los días de vino y de rosas de Zapatero
empiezan a amargarse cuando en el verano de 2007 estalló la crisis de las
hipotecas subprime, una crisis sistémica
que se agudizó dramáticamente en 2008. Al presidente Zapatero le piló por
sorpresa, como a tantos otros, pero sabido es que en política los ciudadanos suelen
buscar al responsable más próximo.
Fue el momento en que Rajoy vislumbró su
gran oportunidad y se postuló como el salvador providencial, apoyado por el
director de El País, desbarrado ya en su deriva claramente derechista, que
impelió a Zapatero a convocar elecciones, a sabiendas de que el PP lograría una
mayoría absoluta. Cebrián sabrá quién le pagó el favor, probablemente los
mismos que le hicieron denostar, insultar y desbancar de su cargo de SG a Pedro
Sánchez en 2017.
¿Qué hizo Rajoy a lo largo de esos doce
años?
A partir de su derrota electoral de 2005,
Rajoy tuvo que pelear en tres frentes:
Primero, contra quienes le cuestionaban
en su partido, sobre todo a partir la humillación de su segunda derrota frente
a Zapatero Más arriba mencionábamos la campaña de Esperanza Aguirre para
convertirse en la “lideresa”.
El
segundo frente se le abre en 2007 cuando se destapa la Gürtel, una trama de
corrupción a todos los niveles y en toda la geografía nacional, de la que
aparentemente Rajoy es el jefe. Intenta justificar sus sobresueldos diciendo
que en cualquier empresa se prima a los directivos, pero en los “papeles de
Bárcenas, acreditados por los jueces, aparecen claramente los orígenes de esas
“primas”.
La
Fiscalía abrío el proceso dos años después, lo cual aceleró los intentos de
Rajoy para llegar al poder, y desde ahí
poder manipular al Poder Judicial, al Tribunal Institucional y a los
principales medios de comunicación.
A
día de hoy hay más de 700 imputados de esa formación política incluyendo el propio
partido, hasta el punto de que los jueces lo consideran una asociación para
delinquir. Es curiosa la transformación lingüística del término “imputado”,
ahora han decidido llamarlo “investigado” en una manipulación a lo “1984”, la
novela de Orwell. Acabarán llamándolo “aludido”.
El
tercer frente se la abrió cuando no solo incumplió sus promesas electorales
sino que empeoró la situación de los dos tercios menos favorecidos, sobre todo
del tercero, donde aumentó la precarización e incluso la pauperización de
grandes sectores de la población.
En
las últimas elecciones perdió casi tres millones y medio de votos con respecto
a las de 2012.
“El
patriotismo es el último refugio de los canallas”
Dr.
Samuel Johnson (1758).
¿Cómo
salir de esos tres atolladeros?
Pues
ni corto ni perezoso, Rajoy, decidió apelar a los instintos más bajos de los
pueblos, en su caso al patriotismo nacionalista español, con un chivo
expiatorio, un enemigo exterior, otro nacionalismo, el de los catalanes.
En
Septiembre de 2005, tanto el Parlamento catalán como el español aprobaron el
Estatut de Cataluña, que los catalanes legitimaron en referéndum pese a que no
se cumpliera la promesa de Zapatero de llevarlo al Parlamento español tal como
lo enviara el catalán, liderado por el “tripartito”. En realidad era un Estatut
previamente “cepillado” por el
socialista andaluz Alfonso Guerra.
Rajoy,
desarbolado, decidió aprovechar la ocasión y jugar la baza del nacionalismo
patriótico español, anatemizando el Estatut y con ello a los catalanes.
Ni
corto, ni perezoso, en Junio de 2006, organizó un referéndum anti Estatut, que en realidad se trataba de un referéndum
anticatalanista.
En
las fotografías aparecía orondo recogiendo el voto de las damas del ropero
cubiertas de pieles en la” milla de oro”
del barrio de Salamanca de Madrid.
Acabado el recuento se plantó con las urnas y las papeletas frente al Parlamento.
Este
hecho, frente a su negativa a que los catalanes celebraran el suyo este mesde
Octubre 2017, es una muestra más del cinismo y la doble moral del personaje.
Así
hablaba entonces este “homme d’État”:
"Cuando los ciudadanos piden un referéndum porque quieren opinar, la
respuesta no puede ser 'tranquilos, no pasa nada, confíen en mi', ¿qué broma es
esta?".
Para
acabar diciendo que era “muy fácil” escuchar la “voz de los ciudadanos”.
(Diario.es 26 Sep. 2017).
Entretanto,
el ala más radical de su partido radicalizaba el nacionalismo español con
furibundas campañas, pidiendo el boicoteo de los productos catalanes. Esperanza
Aguirre prefirió entregar un empresa española, ENDESA, a una multinacional italiana
antes que a una catalana (extranjera dijo de esta última); algo parecido hicieron
con IBERIA, entregándola a los ingleses.
Otra
de la razones de Rajoy para su campaña anticatalana fue enfrentarse al auge de Ciudadanos, con su líder, Rivera,
cuyo principal argumento, si no el único, era su confrontación con el nacionalismo
de Cataluña.
En
2010, cuatro años después de la aprobación del Estatut, el Tribunal Constitucional
declaraba inconstitucionales 14 artículos y dejaba otros 27 a la interpretación
del Tribunal. Además el tribunal
estimó que "carecen de eficacia jurídica" las referencias que se
hacen en el preámbulo del Estatuto a Cataluña como nación y a la realidad nacional de Cataluña.
En Abril de 2011 se fundó la Asociación Nacional
Catalana (ANC), con el objetivo de conseguir la independencia política catalana.
En 2015 alcanzaba la cifra de 80.000 miembros.

Ante ese éxito, la ANC declaró que se trataba
de la “fase de consolidación” previa para obtener una mayoría social que obtuviera
la mayoría en un referéndum pro
independencia.
Artur Mas, a la sazón presidente de la
Generalitat, trató de capitalizar la gran manifestación ciudadana y pidió a
Rajoy que aumentara la cuota que la Administración Central otorga a Cataluña
para aproximarla al “cupo” vasco-navarro. Rajoy, que disponía de mayoría
absoluta en el Parlamento, se mostró tan soberbio y despectivo como acostumbra
cuando cree tener las de ganar.
El Òmnium Cultural es otra organización cívica
cultural creada durante el franquismo
para promover la lengua y la cultura catalana. El auge y apoyo social de
la entidad provocó el recelo de las autoridades franquistas que, e 1963, registraron
y clausuraron su sede, prohibiendo sus actividades.
Entre 1963 y 1967, Òmnium
Cultural siguió trabajando desde la clandestinidad y el exilio, gracias a las
aportaciones de particulares, luchando contra la dictadura franquista, y en
favor de la democracia.
A día de hoy los presidentes de ambas
asociaciones cívicas permanecen en prisión por orden de una juez de la Audiencia
Nacional de aparente
tendencia pro Gobierno. Recordemos que esa
Audiencia Nacional es un tribunal de excepción, contrario a la Constitución,
que exige jueces naturales.
«Estoy firmemente convencido de que
España es el país más fuerte del mundo. Lleva siglos queriendo destruirse a sí
misma y todavía no lo ha conseguido.» (Otto von Bismarck).
Premeditada
o inconsciente, la gestión de Rajoy puede calificarse de calamitosa. Habría que
recurrir a la memoria de algún valido de los Austrias para encontrar un ejemplo
peor de gestión política y de ocultación de ganancias.
Nigel Farage declaró en el Parlamento Europeo
que Rajoy era el “líder más incompetente de toda Europa”.
En un reciente artículo publicado en The Times
/The Sunday Times[i], John Carlin, hasta esa
fecha colaborador de El País, sostenía que Rajoy era un político de tercera división
(third –rate), que si hubiera tenido
una onza de hombre de Estado la situación no hubiera llegado a extremos tan críticos.
Catalunya
triomfant
Tornarà
a ser rica i plena.
Un día después de que Rajoy en connivencia con
el líder del PSOE y su ayudante de Podemos proclamara al Senado la Ley de
Excepción para Cataluña, seguiremos informando para tratar de advertir de lo
que aún puede salvarse de nuestra reciente democracia.
JGM
[i] El
amplio ensayo de John Carlin en “The
Times /Sunday Times (Oct 7th 2017)
provocó que la banda de El País, donde moran sujetos como Rubalcaba o
Felipe González, le destituyera fulminantemente, tras haber colaborado muchos
años en ese diario.
El ensayo es fácilmente asequible a través de la red. The Times solo pide un nombre y un
e-mail para poder
descargarlo en su totalidad.