lunes, 6 de marzo de 2017

Un paso adelante, tres pasos atrás





Hemos salido de la nada para alcanzar las
más altas cotas de miseria” (Groucho Marx).

Superando mi aversión a la tele, vi el programa en el que Jordi Évole, junto con cinco votantes de Podemos, entrevistó a Pablo Iglesias.

No tiene sentido decir que alguien le dé cien vueltas a Rajoy, porque sería como multiplicar por cero; pero si quitamos que es más listo y que habla mejor que ese pasmarote, el discurso del SG de Podemos se redujo a las mismas naderías. Notable es el parecido en cuanto al irse por las ramas e intentar colar las respuestas que lleva preparadas, pero Évole no es Ana Pastor y no se lo permitió.
Curioso es


que tratara de justificar el “lo hemos hecho mal”  con “lo hemos explicado mal” como dicen los del PP; algo que en el fondo quiere decir que no hemos sido suficientemente astutos como para engañarles.     
Al igual que suele hacer el actual presidente del Gobierno, Iglesias estuvo todo el tiempo a la defensiva –supongo que el casting de participantes en la interview lo hizo el propio Évole, y el caso es que sin renunciar a su militancia o simpatía podemita le dieron para el pelo al entrevistado. Más tarde, Iglesias, mostrando su mal perder y su fobia a los medios que le contradicen, insinuó a Évole si no habría escogido a los participantes entre los errejonistas o entre los antimonederistas.

Évole mencionó al entrevistado un punto de inflexión en su trayectoria, el del conflicto con Errejón, pero en realidad la trayectoria de Iglesias ha sufrido ya al menos tres subidas al  descensor  desde los comicios del 20D:  
Una,  en Marzo de 2016, con su negativa a echar a la calle a Rajoy al no abstenerse para facilitar un gobierno del PSOE y Ciudadanos. Évole le mostró una foto de Pepe Mujica en la que éste decía que lo importante era echar a ”esos” del poder. Iglesias intentó contradecirle con una jugarreta, diciendo que aquello sucedió en circunstancias de excepción, cuando la guerrilla tupamara; pero Jordi Évole le silenció con un ¡No! Eso fue cuando Mujica decidió gobernar, ya en democracia.
Se mencionó que su exabrupto de la “cal viva” le alejara, probablemente para siempre, de los votantes socialistas desencantados, pero memoriosos de glorias pasadas.
Adujo Iglesias que Ciudadanos no le quería en el Gobierno. Claro está que para Rivera hubiera  significado un suicidio político aceptarle como autoproclamado vicepresidente del Gobierno.
Anoche, sin embargo, dijo que sería capaz de gobernar con Pedro Sánchez (¡a buenas horas mangas verdes!) e, incluso, con Susana Díaz; pero eso sí, con el mantra anguitiano de ¡programa! ¡programa! ¡programa!  

Su segundo tropezón político, que un millón de sus votantes no le perdonó, fue su “fusión” con los comunistas de IU, una banda de perdedores antisocialistas: Remember Anguita!  Una unión que Íñigo Errejón desaconsejó, porque cualquier teórico político sabe del frustrado sueño del sorpaccio de los comunistas desde los primeros tiempos del siglo pasado. ¡O se toma el poder a punta de revólver, o no hay tu tía!


Y el más reciente tropiezo al que Évole se refirió fue el la defenestración de Íñigo Errejón, un suceso que parodiaba a las purgas estalinistas. Los participantes podemitas se le tiraron a degüello, quizá a sabiendas de que con aquello habían perdido al resto de potenciales disidentes socialistas.
Los votantes fueron mordaces al  criticar la asignación de escaños en el Parlamento, que mandaba a Bescansa al gallinero y a Errejón al segundo anfiteatro, en beneficio de la nueva novia del líder.
Aquí el argumento de Iglesias fue de los más bobo y pueril, al decir que Irene Montero había sacado una nota de nueve y pico de media en su carrera y de no sé cuántos en un máster, y que su ascenso fue una decisión colectiva. Quizá habría que haberle preguntado a Iglesias si en las primarias de Vista Alegre 3 tendrán los contendientes que presentar un currículum.
Alguno de los participantes habló de Podemos como de un programa de televisión y de su líder como un presentador estrella. Bueno, también mi amigo, el profesor R. C., dice que Podemos se ha convertido en un simple club de ligones.

Iglesias intentaba rebatir a Évole diciendo todo lo que habían conseguido cambiar en el país sin hacer nada, por ejemplo ahondar en la renta básica universal. Un concepto, por cierto, que surgió en la derecha más siniestra durante el régimen nazi, cuando un economista, discípulo de Carl Schmitt, teorizó la Grundrecht auf Grundversorgung” (Procura existencial) y al que se adhirió un tipo tan poco sospechoso de socialismo como Milton Friedman. Un proyecto que la izquierda tiene que presentar de forma que no parezca la Ley de Pobres de Inglaterra y Gales de 1834  (Poor Law Amendment Act 1834).

Pero quizá el punto en el que los invitados estuvieron más unánimes fue en su repulsa a Juan Carlos Monedero,al que sin embargo Iglesias defendió a capa y espada.
„Monedero tenía que haber cerrado la boca en muchas ocasiones“ dijo una de las votantes podemitas, mientras otros le tildaban de „payasin“, „francotirador“, „el poder en la sombra“, „un revolucionario capitalizado“, etc.
  
Una risa floja atacó a los asistentes cuando uno de ellos mencionó la aventura de UPyD.

¡Jordi Évole for President!

JGM







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